Me cuesta retomar estas lineas tras la abrumadora impresi'on que las de Pablo han causado en vosotros. Para quien no lo sepa ya, asi fue como me llevo al huerto... con mucha literatura.
Creo no obstante que una visi'on m'as prosaica del mundo tampoco viene mal, al fin y al cabo, en Egipto no todo son columnas colosales, sabores ex'oticos y estrellas fugaces en medio del desierto. Aqu'i tambien se suda, se regatea y se duerme mas bien poco. Pero no os digo nada nuevo, muchos de vosotros ya habeis pasado por este pais de locos!
Para no faltar a la verdad, debo decir que estamos muy sorprendidos con los egipcios. En otros viajes nos han seducido la gastronomia, la arquitectura, los paisajes. En Egipto, los momentos mas memorables los hemos pasado charlando con gente de diversa procedencia y posici'on. Nunca habiamos reunido tantas tarjetas de visita.
Entre los egipcios hemos visto dos grupos: los que te acosan y los que sienten curiosidad. Por culpa de los primeros, los ultimos sufren la desconfianza del extranjero, pero en general transmiten un interes sincero por nosotros y nuestra cultura. Pablo os hablo de Sami y Danielle pero tambien estan Wahed, Mustaffa, Edmond y Jean Louis, Ahmer, los filologos, la recepcionista, el taxista...
Wahed fue nuestro guia en el desierto. Guapete y ambicioso, a sus 26 primaveras lunares, trabaja sin descanso para ir construyendo su propia casa y buscar una mujer musulmana, a ser posible europea y enamorada del desierto como 'el, con quien casarse y convivir en su particular oasis de amor. (las interesadas pueden acudir al telefono que aparece en pantalla) 
Ahmer, su hermano, es clavadito a Carl Lewis. Mirada inspiradora, sonrisa limpia y perpetua. Un solete. No se si busca pareja... todo es preguntar.
Su tio no entiende espagnol y habla un ingles rarito, pero su piel, curtida y brillante, expresa mas que cualquier idioma. A sus 57 anos parece un sabio chaman viviendo su tercera reencarnacion, y puede que sea verdad: en cierta ocasion su coche se averio en el desierto y paso 7 dias con el agua justa y sin comida.
Mustaffa vive en El Cairo y trabaja en una agencia de viajes australiana. Lleva casado 6 agnos y acaba de ser padre de dos mellizos que nos muestra orgulloso en su Nokia N95. Parece una persona honesta y representa lo que deberia ser el futuro del turismo en este pais: no tips, good work: if you are happy, we are happy. Profesional y generoso: nos regalo dos horas de conversacion muy util y agradable sin pedir nada a cambio.
Ahmer nos abordo anoche en el templo de Luxor. Entre las dram'aticas sombras de la sala hipostila, un melancolico chaval de 19 agnos nos hablo de sus fustraciones y anhelos. El I hate my country nos llego al corazon y casi lo adoptamos, pero al final bast'o que pablo le pusiera la mano en el hombro y le diera un buen consejo para sacarle una sonrisa. Nos dio una vision bastante triste de otra parte del pais: la de aquellos que quieren progresar y ver mundo, y no encuentran c'omo.
Edmond y Jean Louis son dos franceses que rondan los 60 agnitos (cada uno) y practican parapente en sus ratos libres. Ambos trabajan en una empresa francesa que colabora con otra egipcia en la ejecuci'on de una cementera a 100 km al sur del Cairo. Llevan un agno aqui... mas otro de regalo, porque al parecer el tiempo en Egipto se mide de otra manera, tal y como nos ilustraron con algun chiste exprofeso. Aprovechaban los dias festivos que suceden al ramadan para conocer un poco el pais en el que trabajan. Su seriedad nos produjo una primera impresion equivocada, tan equivocada que acabamos compartiendo coche, hotel y una cena regada con vin rouge egypcien y con la refrescante brisa de la noche de Luxor.




