Pasamos de las miserias de la selva, allá en el Zotz y el Yesal, donde teniamos aventuras y emociones fuertes, pero ni agua, ni camastros, ni comida a mano, al paraiso caribeño de Livingston, donde disfrutamos de daiquiris de fresa, cocos en la playa... y unas cenas de ceviche de pescado, camarones fritos y tapado (que cosa tan buena!!!).
Todo ello pasando por Rio Dulce, una ciudad de transición de culturas garífuna, española, francesa, yanqui (hay como viejos rockeros con sus botas de punta y sin dientes) ,... mucha mezcla en un torbellino de ciudad. Allá agarramos una lancha que en casi dos horas, a unos 80km/h, en un paisaje increíble por el rio que une el lago Izabal con el Caribe.
Hemos pasado la noche en Livingston, ciudad caribeña de negros y cocos, en un hotel de madera de mala muerte (aunque yo estoy encantado), al lado del lago (a 1m de la ventana), con su patio y sus 32º.
Esta mañana la hemos pasado de ruta por la costa del golfo de Honduras, bañandonos en ríos con cascadas y bodones, en manglares con aguas calientes y frías (los pies bien calientes y el pecho helado), en Playa Blanca (solo accesible desde el mar). Relax total, pero ya tocaba.
La gente es encantadora, a excepción de los fruteros, amable, cariñosa, y accesible. Nos damos a platicar a la mínima.
Seguiremos informando, aunque es difícil el acceso a internet, y los móviles hacen lo que quieren.
Saludos a los tercios y octopos del otro lado del contintente.
Marta, Juan L., Juan A., o sea, los Paletos.
1 comentario:
Cuanta envidia me dáis vosotros también ...!!!!
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